Septimania - Levi Jonathan

Creo que nunca un libro me habia descepcionado tanto como Septimania. Soy físico y amante de las matemática y la música, y pensé que Levi tenía una intención real sobre estos temas (¿qué más se puede esperar de un libro que arranca diciendo que Newton habia encontrado la formula final del universo y con esta lograba hacer levitar una manzana de marmol?), pero todo fue superficial, ni siquiera la música es importante en la trama. En lo que sí se detiene, muchas veces hasta el agobio, es el detalle de las calles romanas, inglesas y new yorkinas (parece casi una guía turistica). El único personaje en el que se detiene, el protagonista, resulta tener un caracter flojo, débil y, como todo el libro, superficial. Tal vez porque Levi no quiere dejar que uno tampoco se involucre. Sin exagerar son diezmil temas los que inventa, personajes que aparecen y desaparecen sin dejar más que hojas dedicadas a un fantasma que nunca terminaremos de conocer. Escenas que pareciera intentar emular a la literatura japonesa, donde es el tiempo lo que pasa y el vacío lo que se observa, pero en los que falla completamente, dejando más la impresión que quería describir el edificio y la calle y nos las emociones que vivían en ese momento los protagonistas. Está bien escrito en el sentido que pareciera que algo va a ocurrir, que las cosas se van a hilar en algún momento, que el misterio se revelará sutilmente. Pero no. Sólo en las últimas 12 páginas, en un capítulo tan fofo como el protagonista, se explica sólo uno de los misterios, aunque tal vez Levi cree que todos, con la respueta más adolecente que se pueda esperar: la respuesta es el AMOR. Mil disculpas, pero es una perdida de papel este libro.