Samuel Langhorne Clemens, más conocido como Mark Twain, ha pasado a la historia de la literatura gracias al ingenio, humor y picardía que destila su obra. A menudo considerado el Dickens estadounidense, Twain fue periodista, tipógrafo, escritor y, sobre todo, un aventurero incansable. Su sed de aventuras lo llevó en un largo periplo lleno de experiencias: fue aprendiz de piloto, buscó fortuna en las minas de plata, recorrió el mundo dando conferencias y fue nombrado doctor honoris causa por la universidad de Oxford. Todo ello lo inspiró para empezar a escribir pequeños cuadernos de viaje que publicaba en la prensa. Se calcula que llegó a escribir más de 500 obras, entre las que destacan _Las aventuras de Huckelberry Finn_ y _Las aventuras de Tom Sawyer_: dos novelas en las que Twain evoca una infancia inocente y feliz, en la que brillan la ilusión y la rebeldía que preceden a la edad adulta. Mark Twain nació durante una de las apariciones del cometa Halley, y predijo que “se marcharía con él”. Efectivamente, el autor nos dejó el 21 de abril de 1910, a la estela de una nueva visita del cometa.
(Londres 1824-1889) Dramaturgo, novelista y prolífico autor de relatos. A los 17 años comienza a trabajar en una empresa de comercio de té mientras escribe Ioláni, o Tahití tal como era (Gótica nº 32), obra que no vio la luz hasta más de un siglo después de su muerte. Estudió Derecho y, aunque nunca llegó a ejercer, sí utilizó los conocimientos jurídicos en muchas de sus obras, y la crítica le considera uno de los padres del género policiaco. En 1851, conoce a Charles Dickens, al que le unirá una profunda amistad y publicará en su semanario All the Year Around sus principales obras. Tras la muerte de Dickens en 1870, su popularidad decae. Padeció de gota reumática la que le acabó provocando una adicción al opio. El epitafio de su tumba le destaca como el autor de la novela La dama de blanco.