El 3 de julio de 2021 nació Adrián, primer hijo de María y Joaquín. Consciente de la concisión y sobriedad que tendría el asiento oficial con el que se inscribió en el Registro Civil, el abuelo, primerizo también, decidió explicarle al recién nacido la convulsión familiar que había desatado su llegada y darle gracias a la vida por haberlo traído. Esta es la crónica de una emoción, un cuaderno de amor, lleno de abrazos y esperanzas, el relato sentido de un impacto profundo que aturulló el corazón al ver cómo una hija se convertía en madre y unos abuelos volvían a renacer en su nieto. Esa transfusión de sangre y sentimientos hace también de estas páginas un trasvase de experiencias y recuerdos, un nudo de vivencias y razones que une tres generaciones en el cruce de dos mundos, el del abuelo, que se va quedando atrás, y el del nieto, en el que todo está por venir. En cada párrafo, el autor se desdobla en un diálogo de ternura con el bebé que ahora lo embelesa, y de compromiso e ilusión con el joven que dentro de unos años podrá deshacer el manojo de convicciones y argumentos con los que le dibuja el futuro que le espera. El texto transpira la sinceridad de ánimo que nace de la vitalidad y el optimismo de un niño de 20 meses, y el razonable recelo que generan las dificultades sociales, económicas, climáticas o de simple convivencia que tendrá que superar Adrián para convertirse en el hombre que sus padres esperan y el ciudadano comprometido que esta sociedad necesita.
