Un viaje al pasado, un inesperado encuentro bajo las aguas del puente de Rialto, una plaga de peste negra y un amor que se abre paso. Giulia Barone regresa a su Venecia natal tras pasar los últimos ocho años en Madrid, ciudad a la que marchó por amor. Con treinta y dos años, ve cómo su proyecto de vida se hace añicos; al tiempo que no puede evitar recriminarse haber permitido que la convirtieran en alguien que no era, renunciando con ello a su esencia. En un callejón anexo a la mansión de su nonna, Giulia, tras maldecirse sin piedad, se verá sorprendida por una mujer que cambiará por completo el rumbo de su vida. Tras verse sumida en un profundo sopor, Giulia despierta en la Venecia de la segunda mitad del siglo XVI; o lo que es lo mismo, en la Serenísima República de Venecia. Joseph Sullam es uno de los médicos judíos de Venecia y, como tal, se ve obligado a vivir en la zona conocida como el Gueto. Debido a su profesión, Joseph contará con permiso para recorrer las calles de la ciudad, ayudando a todo aquel que pueda necesitarle. Un encuentro fortuito, mientras Giulia trata de dar con la mujer que la ha hecho retroceder en el tiempo, acabará con Giulia y con Joseph bajo las aguas del Gran Canal, en el puente de Rialto. Sus caminos volverán a cruzarse, pero nada será como ellos pudieran esperar. Olimpia Massoli, una respetable noble veneciana, se convertirá en su benefactora y pretenderá que Giulia se haga pasar por su sobrina y se despose con Francesco Renier, miembro del Consejo de Venecia. Lo que nadie sabe es que el corazón de Giulia ya ha elegido a Joseph Sullam, al médico judío del Gueto; y, todo ello, con el trasfondo de una plaga de peste negra que asolará a más de un tercio de la población veneciana. ¿Podrá Giulia burlar el férreo control que Olimpia ejerce sobre ella? ¿Se verá obligada a contraer matrimonio con Francesco Renier o, por el contrario, podrá vivir su historia de amor con Joseph pese a la censura de una sociedad veneciana en la que no estaba bien visto que una noble y un judío intimasen? ¿Regresará a su siglo o renunciará a todo cuanto un día fuera... por amor?
